domingo, 8 de junio de 2014

CAPÍTULO 28

Como el profesor no estaba dejé mi mochila encima de una de las mesas y fui hasta donde estaban Alba y las demás.

-Hey Ana, ¿Por qué has tardado tanto? - dijo Alba
-Es que... me quedé dormida - dije yo y bostecé
-Bueno, de cualquier manera tienes suerte de que el profesor de Tecnología no haya venido
-Ya, además no tenía los deberes hechos...
-Hablando de deberes, no he hecho los deberes de Mates... ¿Alguien los tiene? - dijo Miriam
-Yo los tengo - dije yo - Pero ya sabes que las mates no son lo mio así que...
-Pff, pues entonces no se que hacer... Bah, da igual. Ana, ¿Me podrías dejar mates?
-Claro, pero ya te he dicho que va a estar mal
-Da igual, da igual. Si el caso es hacerlos
-Está bien, voy a por ellos 

Me dirigí a la mesa donde había dejado mi mochila. La abrí y busqué el apartado de matemáticas en el carpesano. Cogí la página con los ejercicios y me dirigí de nuevo a donde estaban las chicas. Estaban sentadas en sillas creando un círculo.

-... Ah, y procurad no decirle nada a Ana - dijo Alba
-¿Decirme que? - dije yo. Al escucharme todas se giraron hacia mi
-Eeeemm... - dijo Alba, titubeando. - No nada, es que... Ana... es una antigua amiga mia que se fue a estudiar a... Argentina. Si, eso... Argentina - Alba soltó una risa
-Por cierto ¿Esos son los deberes de matemáticas? Déjamelos anda - dijo Miriam. Alba le echó una mirada en forma de agradecimiento.
-Si, aquí están - dije yo - Pero no hagas mucho caso a lo que pone que ya te he dicho que soy una negada para esto de las mates

.   .   .   .   .

Las clases pasaron muy despacio. Cada minuto se me hacía eterno.

Cuando llegó el recreo, Alba, Miriam, Paula y yo fuimos a sentarnos en uno de los bancos que había fuera. Cada una sacaba un tema distinto y al final todas acabamos riéndonos.

-Ey ¿habéis visto a ese? - dijo Paula
-¿A quien? - dije yo extrañada
-A ese chico - dijo Miriam señalando a un chico rubio. No me sonaba de nada, no le había visto nunca por el instituto. Parecía desconcertado y perdido. Sería un chico nuevo.

Cuando sonó el timbre volvimos rápidamente a nuestra clase, porque nuestro tutor siempre llegaba muy puntual a la hora de Matemáticas

Al llegar a clase, allí estaba el profesor como yo decía. Siempre puntual. Estaba esperando a que entráramos todos en clase. A su lado estaba el chico de antes. 

Cuando llegamos todos a clase y nos sentamos en nuestros respectivos asientos, el profesor comenzó a hablar.

-Bueno, ¿Ya estamos todos? Bien, pues en ese caso... Os presento a Lucas, es un nuevo alumno así que espero que todos os portéis como es debido con el - empezó a decir. Tras decir esto se dio la vuelta para quedar en frente de Lucas - Y esperamos que te adaptes lo mejor posible - terminó de decir y sonrió - Ahora toma asiento y empecemos la clase. Si tienes alguna duda no dudes en preguntarme

El chico asintió con la cabeza, se ve que era un poco tímido y sin pensárselo dos veces se sentó a mi lado y dejó su mochila en el suelo, sacó los libros y me dedicó una cálida sonrisa. Una preciosa sonrisa. No me había dado cuenta antes, pero el chico era bastante guapo. Tenía el pelo rubio un poco despeinado y unos preciosos ojos verdes. Por lo que había podido observar era bastante alto y tenía los músculos marcados, pero no excesivamente, lo normal en un chico de su edad. Le devolví la sonrisa.

Durante la mayor parte de la clase me limité a escuchar lo que decía el profesor sobre el teorema de Pitágoras, las hipotenusas y todo eso.

-Menudo rollo ¿eh? - dijo una alegre voz a mi lado en un susurro. Lucas.
-Pues si, la verdad - dije yo, resoplando. - ¿Lucas, verdad? 
-Exacto - sonrió
-Encantada, yo soy Ana
-Lo mismo digo
-Entonces... ¿De dónde vienes?
-Bueno, nací en Estados Unidos, y viví allí unos años, pero hasta hace un par de semanas vivía en Granada. ¿Y tu? ¿Eres de aquí? - preguntó
-No, yo me mudé el verano pasado... desde Lugo
-Vaya, eso está muy lejos
-Puede, pero no tanto como Estados Unidos - reprimí una risa
-¿Y por que te mudaste?
-Oh, bueno. A mi padre le salió un trabajo aquí y nos tuvimos que mudar ¿Y tu, por que te mudaste? - en cuanto dije eso, su sonrisa desapareció, dando lugar a una cara mas seria - ¿Que pasa? - dije preocupada - ¿He dicho algo malo?
-No... es que... Bueno, es una larga historia. Mis padres se separaron cuando yo tenía 7 años. Yo me fui con mi madre a Estados Unidos. Cuatro años después, a mi madre la diagnosticaron cáncer, y meses después... murió - dicho esto agachó la cabeza 
-Lo siento mucho yo no... - empecé a decir
-No te disculpes, no es culpa tuya - forzó una sonrisa - Después de la muerte de mi madre... - se le quebró la voz - Tuve que mudarme con mi padre a Granada. Y poco después tuvimos que mudarnos aquí, por motivos del trabajo de mi padre

El resto de las clases fueron muy productivas. Lucas y yo estuvimos hablando todas las clases y aprendimos cada vez más cosas el uno del otro.

Cuando por fin sonó el timbre que indicaba el final de la jornada escolar. Recogimos todo lo más rápido que pudimos y salimos de clase. Lucas me acompañó afuera, donde me esperaba Carlos con su amplia sonrisa. Me despedí de Lucas y caminé hacia Carlos.

-Hola pequeñaja - dijo y me besó dulcemente
-Hola feo - dije yo y sonreí
-¿Quien era ese chico? - dijo y me cogió de la mano
-¿Estás celoso? 
-No... bueno, si. Pero solo un poco - se sonrojó - Pero no lo preguntaba por eso, es que no me suena haberle visto por el instituto
-Eso es porque es un chico nuevo - reí - Y no tienes porqué estar celoso, ya sabes que eres el único chico al que quiero

Y dicho esto le besé. El sonrió.

El resto del camino transcurrió entre risas, besos y bromas.

Cuando llegamos a mi casa me despedí de el. 

-Hasta mañana pequeñaja
-Hasta mañana

Y dicho esto entré en mi casa

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