jueves, 26 de junio de 2014

CAPÍTULO 29

-Hasta mañana pequeñaja
-Hasta mañana

Y dicho esto entré en mi casa, allí me esperaban mis padres para comer, como siempre. 

Comí todo lo deprisa que pude y subí a mi habitación. Me hice un moño muy mal hecho y me puse a estudiar matemáticas. La semana que viene tenía un examen y yo era una negada con letras mayúsculas. Me puse a hacer ejercicios, pero no es que me salieran demasiado bien, la verdad.

-A ver, entonces... ¿Tengo que aplicar el método de sustitución? ¿O el de igualación? Vamos Ana, piensa - me dije a mi misma - Vale, ¿Y ahora? ¿Tengo que despejar la 'x'? supongo. Aarg, me rindo.

Apoyé mi cabeza sobre mis manos, desesperada. En ese momento me sonó el movil. Lo cogí sin muchas ganas.

Era un Whatsapp de Alba:

"Chicaas, me aburro. ¿Os apetece quedar?"

Paula: "Claaaro cuenta conmigo ;)"

Miriam: "También conmigo"

Yo inmediatamente contesté:

Yo: "Yo no puedo, lo siento. Estoy intentando que me salgan las malditas ecuaciones"

Alba: "Oh, entonces puedes venirte un rato con nosotras para despejarte y después te ayudamos"

Yo: "Mmm... no se yo..."

Paula: "Vengaa Ana, solo será un rato"

Yo: "Bueeeeno, está bien"

Alba: "Bien, entonces nos vemos en El Retiro en media hora"

Bloqueé el móvil y me preparé para salir. Me solté el pelo y me cambié de ropa. Después avisé a mis padres de que me iba y salí de casa. Me dirigí a El Retiro con paso ligero.

Cuando llegué Alba y Miriam ya habían llegado. Las saludé con un gran "Hoooola" y dándolas dos besos. Al rato llegó Paula. Las tres fuimos dando vueltas por el parque mientras nos contábamos nuestras cosas. Al rato nos compramos unas chucherías.

-¿Y por que querías quedar con nosotras? - pregunté
-Pues porque me aburría - dijo Alba dándole un mordisco a su regaliz
-¿Y no tenías nada que estudiar? - puntualizó Miriam
-Si, pero la cabeza me echa humo de tanto estudiar
-Si si, seguro... - reí
-¿Que insinúas? - dijo Alba haciéndose la enfadada
-Nada, nada... - reí de nuevo
-Sinceramente, no me creo que estudies tanto, Alba - dijo Miriam
-¿Ah, no? - dijo Alba alzando una ceja - Bueno, allá vosotras - rió, seguida de todas las demás

Al cabo de una hora decidimos que ya era hora de volver así que fuimos todas a mi casa. Las tres estuvieron ayudándome un buen rato pero no había manera.

-Vamos Ana, ahora solo tienes que despejar la 'x'. No es tan difícil
-Ya, ya lo sé, pero ¿por que? No lo entiendo
-Venga ya, si es muy fácil - dijo Paula
-Eso lo dices porque a ti se te da bien, pero... es que Ana es un poco tonta - dijo Miriam
-Eh, que estoy aquí - dije yo
-Anda tonta sabes que te lo digo con amor - dijo y me abrazó
-Si, si. Seguro - sonreí

Cuando se hizo tarde me despedí de ellas y se fueron.

.   .   .   .   .   .

Al día siguiente...

¡Viernes! Por fin era Viernes. Me levanté e hice la cama. Mas tarde me vestí y bajé a desayunar. Entre tanto me llegó un Whatsapp:

"Pequeñaja, te estoy esperando abajo :)"

No contesté, me terminé los cereales lo mas rápido que pude y salí de casa.

-Buenos días - dijo el
-Buenos días tonto - dije yo y le besé. El me cogió de la mano

Nos dirigimos rápidamente al instituto y cada uno entró en su respectiva clase.

Las clases pasaron lentamente, sin nada que destacar.

-No te enteras de nada ¿verdad? - dijo Lucas, interrumpiendo mis pensamientos
- ¿Que? ¿Como lo sabes? - dije yo, irónica
-Por las caras tan raras que pones cuando el profesor pone una ecuación en la pizarra - Mis mejillas se volvieron de un color carmesí ante su comentario. El al notarlo rió. Y que sonrisa. Dios mio.
-¿Eh? Ah, bueno, es que soy una negada en estas cosas
-Se nota - rió - Si quieres puedo ayudarte
-¿Como?
-Que puedo ayudarte con esto de las mates, se me dan bien. Pero solo si tu quieres.

Vaya, le conozco desde hace dos días y quieres ayudarme con las mates. Increíble.

En ese momento sonó el timbre.

-Está bien - acepté con una sonrisa - ¿Cuando te viene bien?
-¿Esta tarde te viene bien? - Oh
-Claro, ¿A las cinco? - dije mientras recogía mis cosas
-Estupendo - salimos juntos de la clase
-Entonces, allí nos vemos

Y dicho esto, me guiñó un ojo y se despidió de mi con un alegre movimiento de mano.

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