domingo, 18 de mayo de 2014

CAPÍTULO 26

-Buenas noches, pequeñaja - susurró en mi oído
-Buenas noches

.   .   .   .   .



Cuando me desperté Carlos seguía dormido y sus brazos rodeaban mi cintura. Sonreía. Podía oír sus latidos, lentos y tranquilos. Su pecho subía y bajaba conforme respiraba. 

Aparté sus brazos de mi cintura, y, con cuidado de no despertarle me levanté del sofá. Me peiné un poco el pelo con las manos porque, aunque no me había visto en un espejo, sabia perfectamente que tenía el pelo despeinado.

"¿Y si le preparo el desayuno a Carlos?" pensé y me dirigí a la cocina.

Abrí la nevera para ver lo que había y, como hacía bastante frío me decidí por preparar un poco de chocolate caliente. Preparé dos tazas y las llené de chocolate. Acto seguido las metí en el microondas y busqué algo más para desayunar.

Al cabo de un rato noté como unos brazos me agarraban por detrás. Por supuesto, era Carlos.

-Buenos días pequeñaja - dijo el, y me besó
-Buenos días feo
-¿Que haces?
-Preparar el desayuno
-¿Y no pensabas despertarme para que te ayudara?
-Es que quería darte una sorpresa, jo. Además era demasiado pronto para despertarte
-Bueno, pues ya que estoy aquí te ayudo - sonrió

Preparamos el resto del desayuno entre risas y besos. Y desayunamos juntos, los dos solos hasta que llegó Macarena.

-¡Buenos días! - dijimos Carlos y yo al unísono
-Bueeenos días chicos - dijo ella - ¿Habéis dormido bien?
-Perfectamente - dije yo - Como un tronco
-Lo mismo que Ana - dijo Carlos, sonriendo
-Bueno, pues me alegro mucho

Macarena se sentó a desayunar con nosotros. Fue muy agradable. Cuando terminamos me despedí de Macarena y Carlos me acompañó a casa.

-Adiós, hasta otro día, y perdón por las molestias - dije yo
-¿Pero que molestias? Si a todos nos encanta que vengas. En especial a mi hijo, ya sabes - dijo ella riendo

Carlos se puso un poco rojo. Reí.

-Anda mamá, déjalo. Vuelvo dentro de nada. Adiós - dijo Carlos mientras me cogía de la mano

Nos despedimos y fuimos a mi casa. Cuando llegamos, llamamos al timbre. La que abrió fue mi madre.

-Hombre hija, por fin. ¡Cuanto tiempo sin verte! Ya pensaba que Carlos te había secuestrado - dijo mi madre sonriendo
-Anda mamá, déjate de tonterías - reí
-Tranquila, que ya se la devuelvo - dijo Carlos riéndose
-Gracias, lo importante es que te lo hayas pasado bien - dijo mi madre
-Bueno, pues... yo ya me voy - dijo Carlos y me besó en la frente - Hasta mañana
-Hasta mañana - dije yo

Entré en mi casa y me quedé un rato hablando con mi madre.

-Bueno ¿Y que tal... con el mozo.... digo... con Carlos?
-Genial
-Lo sé, se te nota. Cada vez que estás con el se te dibuja una sonrisa en la cara y se te iluminan los ojos
-Anda mamá, no exageres. No es para tanto - me sonrojé
-Si, si es para tanto. Y a el le pasa lo mismo. Hacéis muy buena pareja
-Que no mamá, déjate de tonterías. - intenté cambiar de tema - Bueno... Me voy
-¿A donde te vas?
-A mi habitación.... a... estudiar
-¿Tu, estudiar? Vaya, ¿seguro que estás bien? ¿No tienes fiebre ni nada? - rió
-Que no, que no, que estoy bien - reí

Subí a mi habitación y, muy a mi pesar, me puse a estudiar. A ver... ¿Que tengo que estudiar? Oh, matemáticas, que bien. Con lo que me gustan a mi las matemáticas. Ironía.

El resto del día lo pasé en casa, con mi madre y estudiando, ya que, este fin de semana no había tocado un libro en casa de Carlos.

Cuando llegaron mas o menos las diez de la noche cené, me puse el pijama, me lavé los dientes y me tumbé en la cama. Antes de dormirme cogí el móvil para ver si tenía alguna novedad en las redes sociales. La verdad es que no había nada nuevo. Solamente un par de interacciones en twitter... ah, y las chicas me habían petado Whatsapp por el grupo. Malditas, pero las quiero eh.

También tenía un Whatsapp de Carlos. ¿Que querrá decirme a estas horas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario